El 98 por ciento del oxígeno que respiramos y el 80 por ciento de los alimentos que consumimos procede de las plantas, siempre amenazadas por plagas y enfermedades. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “las plagas de las plantas son responsables de pérdidas de hasta el 40 por ciento de los cultivos alimentarios a nivel mundial, y de pérdidas en el comercio de productos agrícolas por valor de más de 220 mil millones de dólares cada año”.
La situación se agrava si se toma en cuenta que el aumento de temperatura por el cambio climático “implica la aparición temprana de un mayor número de plagas de vegetales y en lugares donde no se habían visto antes”. Además, la abundancia de insectos beneficiosos para las plantas ha disminuido un 80 por ciento en las últimas tres décadas, lo que afecta la producción de alimentos, la cual debe aumentar un 60 por ciento para el 2050 si se quiere alimentar a una población más grande.
Con el objetivo de generar conciencia sobre esta situación, en el 2021 la Organización de las Naciones Unidas decretó el 12 de mayo como el Día Internacional de la Sanidad Vegetal, para fomentar que se mantengan plantas y cultivos sanos mediante acciones que protejan el medio ambiente y la biodiversidad, y contribuir así a la seguridad alimentaria y a la disminución de la pobreza.
En este sentido, es fundamental emplear técnicas de control biológico para reducir la cantidad de plaguicidas e insecticidas utilizados en la agricultura, ya que estos productos no solo afectan a las plagas y enfermedades, sino también a los insectos beneficiosos que son importantes para la salud del ecosistema agrícola. Entre estas técnicas se encuentran el uso de depredadores naturales, insectos parasitoides, hongos y bacterias patógenas, feromonas, y plantas repelentes como la albahaca y la menta.
La rotación de cultivos es otra técnica efectiva y sostenible para el control de plagas y enfermedades de las plantas; consiste en cambiar el tipo de cultivo que se siembra en una parcela cada temporada, ya que los insectos y microorganismos que atacan a un tipo de cultivo no pueden sobrevivir cuando se siembra otro. Además, la rotación de cultivos mejora la salud del suelo, reduce la erosión y mejora la retención de agua.
Asimismo, el uso de semillas y plantas saludables en la agricultura es esencial para el control de plagas y enfermedades, por eso es importante obtenerlas de fuentes confiables. Adicionalmente, la aplicación de prácticas agrícolas saludables y la detección temprana de signos de plagas o enfermedades, contribuyen a prevenir su propagación y las consecuentes pérdidas económicas.
Por otra parte, debido a que en la última década se ha triplicado el volumen de los viajes y el comercio a escala mundial, el cumplimiento de las normas internacionales para medidas fitosanitarias es crucial para prevenir la propagación de plagas y enfermedades de las plantas. Estas normas establecen requisitos para la certificación, el tratamiento y la inspección de los productos vegetales en relación con las plagas y enfermedades que puedan estar presentes. De esta manera se protege la biodiversidad local y se garantiza que los productos vegetales sean seguros para el consumo humano y animal.
Qué leer: